domingo, 28 de diciembre de 2008

ALEGRÍA


En ALEGRÍA nunca se supo en qué momento se descubrió su yacimiento. Aquel día indefinible todos sus habitantes amanecieron con júbilo. Aquel día sin aniversario, cada rostro manejaba una dicha incognita. Desde aquel día se supo que hasta los árboles empezaron a manejar un himno nuevo.

Cada persona se aprovisionó en la mina del preciado don, sin descanso y sin cansancio hasta cuando su cuerpo dijo no más. 

Como en un barril sin fondo, cada niño, cada adolescente, cada señorita, cada señora, cada caballero, y hasta el bobo del pueblo, llenaron sus manos, su boca, su cuerpo, sus alforjas, sus baules, sus cajas fuertes, su mente y espíritu, hasta cuando el reloj bilógico se paró. La NATIONAL GEOGRAPHIC llegó a decir que cada persona había guardado tanta alegría en sus aposentos, que alcanzaría para abastecer una poblacion de mil galaxias.  

Desde siempre, dicen sus biografos, en ALEGRÍA nadie se recata de su consumo. Se dan pepitas de alegría sin fin a borbotones y a manos llenas a todos los visitantes. 

En ALEGRÍA se cree que si los españoles hubieran pisado su territorio primero, los conquistadores hubieran aprendido una lección.


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